Después de la Nieve (Ricardo Martínez Llorca, Desnivel 2015)

96 páginas de disfrute.
A primera vista, "Después de la Nieve" (Desnivel 2015) puede parecer una novela de montaña demasiado corta. Sus 96 páginas parecen escasas para un devora-libros convencional del siglo veintiuno, de esos que abundan por la calle, y más cuando la gente en general consume y está enganchada a "tochos" de quinientas páginas, por lo menos. Sin embargo, muchos saben y sabemos, que las cosas buenas pueden ser cortas, de hecho muchas lo son, alguno dirá que deben serlo, y sin ir más lejos muchas de las grandes obras de arte de la literatura se pueden leer en un suspiro; "El Principito", "Crónica de una muerte anunciada", o "Bájame una estrella" son solo algunos ejemplos de ello. En resumen, las obras literarias de menos de tres dígitos de duración son como un salto de barranquismo, un vuelo en escalada deportiva, un descenso en BTT alocado, o un orgasmo explosivo. Aquí lo importante es el intenso instante al leerlas y las sensaciones post-ejercicio, el recuerdo que dejan las cosas vividas, o en este caso leídas, así el recuerdo que deja "Después de la Nieve" en la corteza prefrontal, donde se almacena la memoria a corto plazo, es magnífico, y veremos con el paso del tiempo el recuerdo que deja esta novela en el hipocampo, lugar donde se guarda la memoria a largo plazo.

       Ricardo Martínez Llorca (Salamanca 1966) es autor de varios libros de viaje y montaña, y hace unos años tuve el honor de meterme a través de los ojos entre frente y nuca uno de ellos titulado  "El Precio de ser Pájaro" (Desnivel 2005), un repaso conmovedor a los "héroes de pared" caídos de nuestra geografía. Ricardo escribe de manera pausada y por momentos de forma casi poética, en "Después de la Nieve" se inventa un universo de asfalto donde mezcla indigentes, una prostituta y un inmigrante de origen subsahariano con la escalada en solo integral, ¿no es acaso original? Quizá sea este, parte del futuro de la literatura de montaña; mezclar la cruda y oscura realidad de nuestro mundo y nuestra sociedad, con la ficción y el oasis de las montañas... Vivimos tiempos en los que la escalada en freesolo está en boca de mucha gente ligada al montañismo, algunos se escandalizan de hecho, y Ricardo ahonda en ese universo del freesolo para encontrar algunas respuestas. Una vez más el prejuicio de la sociedad por medio; quien practica montañismo de manera habitual ha forzado y fuerza grados de escalada pequeños, pues bien, imaginad a un fuera de serie de la roca haciéndolo, y además de manera ensayada. No hay que ser un genio para darse cuenta de que el grado de escalada a realizar sin cuerda puede ser muy elevado. Y se trata además de algo espiritual y muy personal, aparentemente contrario al conservacionismo actual, pero lo más chocante de todo es que actualmente el conservacionismo nos quita los conservantes, y nos obliga a "escalar sin cuerda" en muchas otras facetas de la vida.

       En esta novela finalista del premio Desnivel en 2015, Alex Huber, Catherine Destivelle, Alex Honnold, John Bachard o Alain Robert son algunos protagonistas que acompañan al gran actor de la misma; Carlos Marín, un escalador en solitario que decide "echarse a vivir a la calle" por culpabilidad y también como señal de libertad. Al fin y al cabo escalar sin cuerda no es muy diferente a ganarse la vida hoy en día en la jungla de asfalto, vivimos sin muchas protecciones, la protección que nos dábamos en forma de estado social se tambalea, quienes mueven los hilos de la sociedad nos están quitando los arneses, la vida es efímera y los recuerdos saltan de una dimensión a otra. Falsa seguridad y seguridad que parece verdadera... De todo ésto y más, trata escalar en free solo, y "Después de la Nieve". Buen provecho. Cheers!




"Lonely Boy" de Black Keys (2011)
(Oh, tengo un amor que me mantiene esperando,
oh, tengo un amor que me mantiene esperando,
soy un chico solitario,
soy un chico solitario,
oh, tengo un amor que me mantiene esperando)




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